Es muy grato recordar los inicios. Al poco tiempo de llegar a la Cd. de México para iniciar la carrera de Medicina en la UNAM, me invitan a un lugar ajeno, raro pero atractivo para mí donde me impacta un grupo de jóvenes reunidos una tarde de sábado, en una "mutual" y lidereados por un amable y animoso Leonardo Muñoz y sus "secuaces", Ismael, Mario y Lidia Valenzuela, Alejandro Ramos y su hermana Vicky, los Fernández Perea, los Rodríguez Chapa (Paco, Raúl, Ana Laura, Yolanda), Polo Zepeda y todos aquellos que nos recibieron y amistaron a mis hermanas y primas, mis primos Carlos Rodríguez y sus hermanas, amigos que nos acompañaban (Candelario y Ruby Rodríguez) y yo... y nos recibieron con los brazos y el corazón abiertos en Camarones, allá por la Nueva Santa María. Y sin más, llegamos para ahí quedarnos.
Con el apoyo y la participación de todos aquellos y más, nace la "Mormontina", el cimiento de todo ésto para mí y después, numerosos coros: Coro de Estaca Camarones, Polifonía Latina, Coral Moroni... Luego, al paso del tiempo, una entrevista con un hombre especial de poderosísima influencia y estatura espiritual quien en una entrevista propiciada por el Pte. Boanerges Ruvalcava, una tarde, en su oficina como líder del Consejo Coordinador me indica con las siguientes palabras de su voz tranquila y con la penetrante como apacible mirada de sus intensos ojos azules:
"Quiero un coro con calidad triple-A..." Así fué la manera como se refirió el Élder Richard G. Scott a lo que esperaba de todos nosotros en la asignación de formar el Coro de la Cd. de México, con el cual en 1984 culminé mis actividades dirigiendo coros SUD en la capital de la República y donde tuve el alto honor y privilegio de relacionarme con tantos hombres y mujeres talentosos que me edificaron en lo personal, en lo musical y quienes con su participación y convivencia musical contribuyeron a mi progreso en el humilde desempeño que tuve al ser siempre estimulado y apoyado por otros grandes líderes como lo fueron con su siempre motivación y gran apoyo, a saber: Roberto Licona Solís, Fernando Dorantes, Jorge Rojas Ornelas, Horacio Tenorio Oriza, Boanerges Ruvalcaba entre otros. Tantos amigos y hermanos del corazón, algunos, aunque han traspasado el velo de ésta dimensión, los llevo en mi recuerdo.
En esos coros conocí a la novia que se convirtió en mi esposa y compañera, la madre de mis cuatro hijos, Marizela y el recuerdo de muchos otros amigos y compañeros de andanzas musicales como Luis Mera Zúñiga, Norma Palacios de Lamadrid, Manolo Rodríguez Robles (mi amigo y hermano del alma y de quien me honro en publicar una fotografía juntos); familias de tradición musical y coral como los Alcalá Ibáñez, los Fernández Perea, los Zurcher Téllez (Juan, Edna e Ivette), Pablo y Raquel Regino, el Doc. Luis Gómez Pacheco, los Encinas (Elizabeth, Mabel, Jorge y Ricardo); de igual forma, me es mucho muy placentero referirme a musicos de primerísimo nivel como mi amigo Julio Martínez, actual arpista del Mariachi Vargas de Tecalitlán, esposo de Angelina Mejía (y arpista desde los tiempos de nuestras andanzas juveniles tocando folclore con el "Aymara Manta" en
todas las peñas de la ciudad de México y rememorando su participación en los conciertos con el Coro en el Auditorio Nacional y el Palacio de Bellas Artes dándole singular realce a "La Bamba" de Noble) así como en grabaciones con otros participantes como el talentosísimo amigo, guitarrista, cantante y quenista Jesús "Chucho Barreda"...
Ah, que tiempos aquellos!...en donde lo mismo nos hacía vibrar el ritmo de una "Pincoya" que el Amén del "Messiah" de Handel, o las larguísimas cantatas de Navidad arregladas exprofeso para los Festivales de Navidad en Bellas Artes por el Maestro Ramón Noble y sus multitudinarias masas corales con los ensayos en el sórdido Teatro Regina del centro de la ciudad, o nuestras intromisiones interpretativas de La Peregrinación y El Nacimiento de la "Navidad Nuestra" de Ariel Ramírez...
Lo mismo era un desafío interpretar atrevidamente a Scarlatti en un "Exsultate Deo" que los incipientes y efectistas arreglos de un servidor que ahora al verlos me divierto al ponerlos sobre el atril del piano y encontrarles por cierto, mucho, mucho qué corregirles evocando por ejemplo "Mi Abuela Bailó Sirilla", La Bikina, la Fuente, etc.,
Ah, qué tiempos aquellos!...en donde nuestra atención era siempre mantener el repertorio a punto con el atractivo de una gira al interior de la República o los conciertos de temporada en innumerables foros que nos hacían librar una actividad incesante cruzando la ciudad y el valle de México de punta a punta, actitud impelida por la formidable energía de todos a quienes ahora no menciono en su totalidad pero que seguro se reconocerán en ésta secuencia fotográfica que pretende revivir esos ¡9 años! ¡Solo nueve años! ...Pero ricos en convivencia y calor musical y coral.
Luego, a partir de mediados de 1984, otra etapa marcada por nuestro asentamiento en Cd. Cuauhtémoc, Chih. Ahí también, la formación y nacimiento de mi familia, mis cuatro hijos y más coros y más orquestas. Más amigos y siempre, siempre, más música. Mucha, mucha música.
Que éstas notas y fotografías reflejen y refrenden el sentimiento de fraternidad y agradecimiento por sus recuerdos, compañía y participación en éstos grupos. EOR.
